El siguiente artículo forma parte de la serie de publicaciones sobre Perspectivas GovTech, escritas por los fellows del programa GovTech LATAM. Las opiniones y puntos de vista expresados en este contenido corresponden únicamente al autor y no representan necesariamente la posición del IE Publictech Lab ni de BID Lab. El propósito de estas publicaciones es fomentar el debate y la reflexión en torno al ecosistema GovTech en América Latina. Cualquier error u omisión es responsabilidad exclusiva del autor.
Autor: Alejandro Delgado - Promotor del ecosistema digital
Es bien conocido que la estructura del Estado tiende a ser rígida, a menudo lenta, adversa al riesgo y excesivamente formalista. Estas características pueden dificultar la adopción de nuevas tecnologías y soluciones innovadoras. Además, dicha adopción requiere un talento especializado, cuyos salarios en el sector privado suelen ser muy competitivos, lo que representa un desafío para los presupuestos públicos, que generalmente no pueden igualar esas compensaciones.
Además, la gestión de los recursos humanos, financieros y materiales del Estado es ineficiente, la falta de transparencia en el sector público puede generar desconfianza y corrupción, la prestación de servicios públicos a menudo puede ser desigual y de baja calidad, especialmente en áreas rurales o remotas.
Por otra parte, para poder operar, el Estado lleva a cabo procesos licitatorios y contractuales. Sin embargo, estos procesos también presentan desafíos: muchas empresas innovadoras, especialmente las más pequeñas, carecen de los medios para familiarizarse con los procedimientos de licitación o no cuentan con la capacidad operativa necesaria para competir en estos procesos, a pesar de ofrecer soluciones innovadoras que podrían beneficiar al Estado. Además, el Estado a menudo no está familiarizado con el ecosistema local de emprendimientos y PYMES ni con sus soluciones, y en muchos casos no dispone de una estrategia robusta de innovación abierta.
En un entorno donde la innovación está cada vez más impulsada por tecnologías como el Internet, la analítica de datos, la computación en la nube, la inteligencia artificial, el blockchain, el Internet de las Cosas, entre otras, surgen grandes expectativas de encontrar soluciones aplicables al sector público. Estas tecnologías pueden abordar desafíos en áreas tan diversas como la movilidad, el medio ambiente, la seguridad, la atención al ciudadano, los procesos de transparencia, la salud, la infraestructura inteligente, la educación y la participación ciudadana, entre otras.
Ahí es donde entran a jugar los ecosistemas govtech, entendidos como aquellos ecosistemas de startups, scale-ups y PyMes digitales con soluciones para las instituciones públicas[1]. Al ser un ecosistema, por supuesto implican varios actores: el Estado (como regulador, comprador y financiador), las grandes corporaciones, los inversores, las entidades de apoyo a la innovación, las entidades académicas, la ciudadanía, y los emprendimientos.
La propuesta de valor del ecosistema GovTech radica en su capacidad para ayudar al Estado a resolver una amplia variedad de problemas, permitiendo a los gobiernos ser más eficientes, transparentes y receptivos a las necesidades de sus ciudadanos. Además, debería promover un cambio cultural en la administración pública, fomentando una mayor apertura al riesgo, la agilidad, la flexibilidad, el diseño centrado en el ciudadano y la innovación.
Sin embargo, el ayudar a las entidades públicas resulta insuficiente. De ahí que varios conceptos han entrado en la ecuación en los últimos años: la necesidad de generar “valor público”, la necesidad de “bienes públicos digitales” y la creación de “infraestructura pública digital”.
Generar valor público se refiere a la capacidad del Estado y las instituciones públicas para crear beneficios tangibles e intangibles que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos y satisfagan sus necesidades. Este concepto abarca no solo la calidad de los servicios ofrecidos, sino también la eficiencia en el uso de los recursos y la efectividad de las políticas públicas implementadas. El valor público se mide a través de la satisfacción ciudadana, la transparencia en la gestión y la rendición de cuentas de las instituciones. Este es un paso indispensable para alcanzar un ecosistema GovTech consolidado y activo.
Por otro lado, los bienes públicos digitales (DPG, por sus siglas en inglés) incluyen software de código abierto, datos abiertos, modelos abiertos de inteligencia artificial, estándares abiertos y contenido abierto, diseñados para mejorar vidas y medios de subsistencia en todo el mundo. Por diseño, cumplen con las leyes de privacidad y las mejores prácticas aplicables, no causan daño y contribuyen al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Al hacer que estos recursos digitales estén disponibles como bienes públicos globales, los DPG permiten a las startups de GovTech y otros actores desarrollar soluciones innovadoras basadas en estos recursos compartidos, lo que posibilita que el ecosistema GovTech se enfoque en la creación de servicios de valor añadido en lugar de reinventar lo ya existente.
Es decir, generar valor público es un objetivo central de la gestión pública que se ve potenciado por el ecosistema GovTech, al facilitar la innovación, mejorar la eficiencia, fomentar la participación ciudadana y aumentar la transparencia en la administración pública. Ese es precisamente el ecosistema GovTech que necesitamos en América Latina: un ecosistema que no solo sirva para resolver problemas que están directamente relacionados con el gobierno, pero que de una u otra forma se relacione con generar valor público de una manera innovadora.
Sin embargo, para construir un ecosistema sólido en la región, aún es necesario establecer las bases que permitan a los Estados conectarse más eficazmente con las necesidades de sus ciudadanos. Un aspecto clave que sigue pendiente es garantizar el acceso a conectividad de banda ancha de calidad, un desafío en muchas áreas de la región.
Además, se requiere la creación de un Observatorio GovTech regional (similar al Public Sector Tech Watch) que recopile y documente buenas prácticas y casos de uso, y que mantenga un seguimiento continuo de tecnologías emergentes como IA, blockchain, entre otras. Este observatorio debería mapear el ecosistema, generar espacios de discusión, organizar webinars y eventos presenciales, realizar encuestas sobre el uso y adopción de soluciones GovTech en el sector público, y producir un podcast enfocado en "GovTech y valor público.”
Por su parte, muchos servidores públicos no conocen los beneficios de la tecnología para su trabajo, ni saben estructurar sus necesidades en casos de uso concretos. No es usar la tecnología por moda, es utilizarla con propósito. Para ello se podrían hacer programas de talento para el sector público y privado sobre cuáles son las competencias y habilidades que debe aprender el sector público (que incluya temas como cultura de innovación, habilidades blandas, competencias tecnológicas, design thinking, entender lo básico de la IA, data literacy, entre otros).
Hay un factor fundamental: sin datos de calidad, no se puede avanzar. Es imprescindible promover la calidad de los datos y la interoperabilidad entre las entidades públicas, así como establecer un mecanismo que permita identificar qué datos posee cada institución y cómo se pueden utilizar. Un catálogo de datos es aún más relevante en el contexto de los desarrollos actuales y futuros de la inteligencia artificial. No obstante, de poco sirve saber dónde están los datos, mejorar su calidad y hacerlos utilizables si no contamos con entidades como el IBO en Bogotá, que ayuden a comprender al ciudadano o usuario. Es crucial levantar las necesidades reales de las entidades públicas y de los ciudadanos para desarrollar casos de uso que sean verdaderamente efectivos.
Uno de los retos, tanto para las startups Govtech como para las entidades públicas, es la falta de dinero para hacer casos de uso. De ahí la importancia de crear “Fondos Govtech” (fondo de inversión de ciudad o de país o con la banca multilateral para la región). Otra opción de financiamiento sería fondeado con un impuesto de ciudad, ejemplo.
Deberíamos tener Demos Days sectoriales mínimo una vez al semestre una sesión para mostrar lo que hace el ecosistema a funcionarios públicos e incrementar el número de retos govtech o desafíos públicos de innovación y de creación de valor público. Por su parte, más allá de nuevos programas de incubación y aceleración para emprendimientos Govtech se debería apalancarse más con los expertos en esos temas en la región (Rockstart por ejemplo)
Hay algunos actores del ecosistema que aún no se suman y son claves: inversionistas, y entidades de apoyo a emprendimiento como incubadoras y aceleradoras. Por otro lado, al ecosistema le faltan aún más startups, más empresas digitales que crean y pongan su innovación, creatividad y capacidades en función de resolver problemas públicos. Justamente más soluciones para generar valor público.
Pero esto no ocurrirá de manera decidida si los gobiernos no avanzan en comprar este tipo de soluciones y los emprendedores los ven como un cliente atractivo. En lo que concierne a la compra pública innovadora, ya no es suficiente tener marcos legales y guías. Es necesario hacer que la compra pública innovadora se implemente realmente, y mejorar nuestros procesos de licitaciones para que el ecosistema Govtech pueda participar de una mejor manera.
Hay mucho más por hacer: desarrollar guías de implementación de IA (incluye temas éticos y de seguridad digital), realizar un monitoreo constante de las soluciones de IA creadas y de su uso en las entidades públicas, medir claramente el impacto del uso de las soluciones Govtech utilizadas, tener espacios seguros para probar soluciones y herramientas de IA y de otras tecnologías, entre otros.
Estoy convencido de que la región tiene mucho que ofrecer. Ya se ha hecho bastante y los desarrollos tecnológicos más recientes nos indican que las posibilidades para el ecosistema son infinitas. Debemos acelerar la implementación de las medidas mencionadas para tener un Estado innovador, y un ciudadano cada vez más beneficiado.
Referencias
[1] https://blogs.iadb.org/ciudades-sostenibles/es/ecosistemas-govtech-en-alc-innovacion-para-mejorar-el-servicio-a-la-ciudadania/